El año pasado Pedro y sus amigos celebraron Halloween en una casa antigua y grande. Empezó siendo una noche divertida porque todos iban disfrazados de diferentes personajes.
Después de cenar, se sentaron a contar historias y a continuación decidieron hacer juegos. Primero jugaron a la gallinita ciega y después decidieron jugar al escondite.
Comenzaron a jugar y cada uno se escondió en un lugar distinto de la casa. Todos fueron encontrados menos Pedro. Al cabo de un rato, Pedro seguía sin aparecer, por lo que todos comenzaron a preocuparse. ¿Dónde estaría?
Ya no quedaba lugar por donde buscar y se pusieron a llorar porque creyeron que algo malo le había sucedido a su amigo. Algunos pensaban que lo habrían secuestrado; otros creían que se había escapado; otros que a lo mejor se había desmayado…
Después de una hora de estar buscando y no encontrar nada decidieron que lo mejor sería llamar a los padres e incluso a la policía.
Cuando ya estaban llamando a sus padres, Pedro apareció y gritó:
-¡Os lo habéis creído! ¡Estaba escondido en el armario de la cocina, que es el único sitio donde no habéis mirado!
Antes que Pedro acabara de hablar, todos se arrojaron a sus brazos y lloraron de alegría.
Después de cenar, se sentaron a contar historias y a continuación decidieron hacer juegos. Primero jugaron a la gallinita ciega y después decidieron jugar al escondite.
Comenzaron a jugar y cada uno se escondió en un lugar distinto de la casa. Todos fueron encontrados menos Pedro. Al cabo de un rato, Pedro seguía sin aparecer, por lo que todos comenzaron a preocuparse. ¿Dónde estaría?
Ya no quedaba lugar por donde buscar y se pusieron a llorar porque creyeron que algo malo le había sucedido a su amigo. Algunos pensaban que lo habrían secuestrado; otros creían que se había escapado; otros que a lo mejor se había desmayado…
Después de una hora de estar buscando y no encontrar nada decidieron que lo mejor sería llamar a los padres e incluso a la policía.
Cuando ya estaban llamando a sus padres, Pedro apareció y gritó:
-¡Os lo habéis creído! ¡Estaba escondido en el armario de la cocina, que es el único sitio donde no habéis mirado!
Antes que Pedro acabara de hablar, todos se arrojaron a sus brazos y lloraron de alegría.
ANDREA RICO FALCÓ
1º ESO-C
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