En ocasiones cometía pequeños crímenes. Había dejado el colegio hacía unos meses, semanas después de cumplir los dieciséis años. Iba a una academia particular donde aprendía idiomas y el manejo de los ordenadores, enseñanzas prácticas que supuestamente le permitirían encontrar un puesto de trabajo, tal vez en la empresa constructora en que trabajaba su padre.
Vivía con sus padres y sus dos hermanos de nueve y dos años, en una capital de provincia. Tenía amigos. Le gustaba el cine, escribir, vagabundear. Las chicas lo encontraban guapo, aunque no había nada en él que llamara la atención.
Por ese motivo de ser como los demás, se inventaba historias y en ocasiones cometía algunos crímenes, actos aislados que no buscaban el lucro, ni otra satisfacción que la de rozar lo prohibido, lo ilegal, lo inmoral.
Vivía con sus padres y sus dos hermanos de nueve y dos años, en una capital de provincia. Tenía amigos. Le gustaba el cine, escribir, vagabundear. Las chicas lo encontraban guapo, aunque no había nada en él que llamara la atención.
Por ese motivo de ser como los demás, se inventaba historias y en ocasiones cometía algunos crímenes, actos aislados que no buscaban el lucro, ni otra satisfacción que la de rozar lo prohibido, lo ilegal, lo inmoral.
Miriam Vigueras
2º ESO-C
2º ESO-C
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