viernes, 19 de febrero de 2010

YO CREERÍA EN ELLAS… POR LO MENOS LO INTENTARÍA

Desde que era pequeña en la noche de Halloween siempre me cuenta la misma historia que le contaba su madre.

Existió una niña que no creía en la magia, nunca soñaba y decía que la noche de brujas era un cuento chino. No se esperaba lo que iba a suceder. En la noche de Halloween ella estaba sola en su casa. Una sombra apareció de la oscuridad y resultó que era su reflejo.

Laura pensaba que sus padres le estaban tomando el pelo, como todos los años. Haciéndose la listilla, preguntó a su reflejo:

-Oye, si eres mi reflejo no te podrás ver en un espejo, ¿verdad?

-¡Claro que no!.- Respondió el reflejo.

-¡Pues vamos a comprobarlo!

Agarró un espejo, pero antes de que pudiera decir nada, el espíritu la tomó y se la llevó.

La acercó hasta un bar. Laura no podía entender qué hacía allí. En aquel lugar todo era macabro, mas la joven pensaba que eran disfraces y decoración. Desde su posición podía distinguir un cadáver que se caía a trozos, un hombre con una soga al cuello, otro con la cabeza en la mano y otro que con la luz de la luna se distinguía su esqueleto. También había piratas con veinte agujeros de balas o una espada clavada en la espalda, una mujer con un navajazo en el pecho y otra con llamas a su alrededor.

Y cómo no, también había brujas. Después de todo, comprendió que en su cama yacía un cuerpo muerto.
Se dice que Laura sufrió la maldición de las tres brujas (Mary, Mory y Mury). Todos los que no creen en las brujas vagan en silencio y sin rumbo por toda la eternidad. No pueden abrir la boca ni mediar palabra, sólo pueden sufrir para sus adentros.

Después de esto, nadie volvió a burlarse de la noche de brujas. ¡Feliz Halloween!

Espera un momento… no te muevas… ¡detrás de ti tienes una calabaza!



ANDREA QUILES SELLÉS
1º BACH-A

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