Nepupucemo y Andrea llevaban meses de relación y como jóvenes que eran una de sus preferencias era hacer escapaditas al campo para librarse por un tiempo del estrés de sus vidas, así calmaban las ansias de aventuras mediante salidas que hacían los fines de semana acompañados de algunos colegas, pero aquella vez se fueron sólo los dos, sin curiosos, cosa que a los dos les gustaba más porque así tendrían más intimidad.
Una vez llegaron al campo las estrellas abarrotaban el cielo, y por la carretera mientras conducía, de vez en cuando se veía algún coche abandonado en el arcén y algún que otro hostal de lejos con una o dos luces encendidas.
Nepupucemo encendió la radio y tras un rato de escuchar a los CHICHOS y a CAMELA, fue interrumpido por un avance informativo que indicaba e informaba de la fuga de un peligroso criminal y depravado sexual que había trabajado en una heladería. Era bien conocido por ser un violador en serie.
Más tarde, cuando dieron el nombre del asesino a Nepupucemo le entró el pánico, se puso pálido y hasta sintió náuseas que le llevaron a parar el coche rápidamente y salirse del Seat Ibiza para tomar aire fresco, no sin antes de que su querida amada Andrea le preguntara que qué le pasaba. Nepupucemo se lo explicó:
-Oh, mi terroncito de azúcar, si yo te contara… ese peligroso heladero asesino es la causa por la que ninguna noche puedo dormir y tengo terribles pesadillas que me atormentan y me despiertan con sudores fríos, y estoy seguro de que ese hombre ha estado pensando en la forma de matarme desde que entró en la cárcel, ya que fui yo quien hizo que le detuvieran; lo encontré entrando a la “People”, un puticlub de carretera a unos quince kilómetros de aquí. Yo informé a la policía de que lo detuvieran. Él me miró con cara de odio y me sirvió para darme cuenta de que tarde o temprano saldría de la cárcel para acabar conmigo.
Nepupucemo salió del coche y para tranquilizarse un poco sacó un porro de hierba que le quedaba- Se lo fumó lentamente. Finalmente intentó olvidarlo un poco y se sintió mejor, tiró lo poco que le quedaba del porro y se subió al coche. Pero cuando intentó ponerlo en marcha no pudo, hecho que le extrañó, salió y abrió el capó para ver si podía dar con el problema.
Llamó a Andrea pero ella no contestó, creyó que se había quedado dormida, así que se acercó al asiento del copiloto y comprobó que Andrea no estaba. Nepupucemo comenzó a temblar y a morirse de miedo. No vio a su novia por ninguna parte, así que cogió la linterna y se metió entre los arbustos.
Allí descubrió un chorro de sangre que le llevó a recorrer un largo camino. Apuntó con la linterna el chorro de sangre y al final vio una forma redonda y oscura. Se acercó corriendo y casi se desmayó al comprobar que se trataba de la cabeza de su terroncito de azúcar, arrancada brutalmente y con una expresión de terror grabada en su rostro.
De pronto la linterna se le apagó, y él pisó algo duro en el suelo; lo cogió con cuidado y vio que se trataba de una grabadora y otra cosa más… una pistola.
Le apretó al play y se escuchó una voz fuerte y espantosa que decía: “Te dejo la cabeza de recuerdo, gracias por el cuerpo… ahora podré satisfacer mis necesidades. Mmm. Aquí tienes un regalito para que hagas los honores por mí, para que luego digas que soy malo.”
Nepupucemo lo comprendió, sabía que iba a morir de una forma muy terrible antes de que llegara a su coche, así que rápidamente cogió la pistola, se introdujo el cañón en la boca y disparó.
ARANTXA AMORÓS
1ºBACH-C
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