viernes, 19 de febrero de 2010

LA VOZ DE LA CONCIENCIA

Cuando yo tenía cinco años, mi padre murió, no es que lo recuerde muy bien. Poco a poco fui creciendo y pasaba mi vida ante mis ojos. Mi madre, muy joven cuando murió mi padre, se volvió muy protectora. No quería que saliera mucho, quería saber dónde estaba siempre, y así fueron pasando los años.

Al cumplir los veinte años, conocí a una chica y le pedí relaciones. Era muy feliz con ella, hasta un día en el que ella me alzó la voz; me lo tomé muy mal y en un arrebato de locura le cogí el cuello y empecé a estrangularla. Ella murió. Al principio yo estaba asustado y un poco confuso, así que la introduje en la bañera, la descuarticé y enterré sus restos en el jardín de nuestra casa.

Una semana después, tuve muchas pesadillas mientras dormía. Se repetían constantemente, en ellas veía cómo le quitaba la vida a mi único amor por culpa de mi locura.

Esas pesadillas, me consumían y destruían por dentro. Hasta que una noche, en un sueño, ¡ella apareció! Y me dijo:
-¡pagarás por lo que me hiciste!

Yo todos los días recordaba esta frase que surgía de su boca de veneno y al no soportar más el peso de la culpa del asesinato, decidí quitarme la vida.

Colgué del techo de mi salón una soga. Le hice un nudo, me la até al cuello y me ahorqué. Con los pies en el aire no podía respirar, mientras mi vida se apagaba. Recordaba esos bellos momentos que pasé con ella, mientras mi alma daba el último suspiro.


DALTON PUCHA y EDUARDO CUTILLAS

No hay comentarios:

Publicar un comentario