Dijo uno:
-¿Hacemos una apuesta? El que vaya al cementerio la noche de Halloween y clave esta estaca de un metro y medio al lado de una tumba gana la apuesta.
El resto del grupo se miró y dijeron que de ninguna manera, que les daba muchísimo miedo. Al rato, otro de ellos dijo:
-Vale, yo iré a poner la estaca, aunque me da muchísimo miedo, porque dicen que a partir de las doce de la noche salen los muertos vivientes.
Todos los demás se sorprendieron y dijeron:
-Si lo haces tú, ganas la apuesta.
La siguiente noche era la de Halloween y el muchacho salió a las doce de la noche acompañado de sus amigos hasta la puerta del cementerio. Al llegar le dijeron:
-¡Venga! Nosotros te esperamos aquí, entra.
Y él entró con la estaca y un martillo. Miró a su alrededor: estaba todo oscuro. Miró hacia un lado y miró hacia el otro. Con manos temblorosas se dispuso a clavar la estaca. Estaba aterrorizado. Dio unos golpes y cuando vio que ya estaba clavada gritó lleno de júbilo:
-¡Por fin he terminado y he ganado la apuesta!
Se giró para volver donde estaban sus amigos y no se dio cuenta de que se le había enganchado la estaca en el jersey. Notó como si alguien tirase de él. Pensó que era un muerto viviente el que le había enganchado y del susto se murió en el acto.
AITOR CARRILLO VICEDO
1º BACH-C
1º BACH-C
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