En un pueblo llamado Monóvar habitaba una familia. Era un lugar muy pequeño. Edgar y su mujer, Sole, matrimonio, hablaron sobre la posibilidad de cambiarse de domicilio porque la casa en la que habitaban era muy pequeña y no había espacio para los cuatro.
Los esposos, y sus hijos (Ruth era la mayor y tenía dieciocho años, Gorca era el pequeño y tenía tres) pensaron que era la decisión acertada. Así que se mudaron de casa y se trasladaron a un campo de las afueras de Monóvar.
Un día, Edgar se puso a trabajar con un tractor y se cortó la mano. Sole le acompañó al hospital y Ruth se quedó cuidando de su hermano. Al poco de estar solos, Ruth oyó un pequeño ruido en el sótano y cogió en brazos a Gorca y se dirigieron hacia allí a ver lo que sucedía.
Al bajar las escaleras alguien le cogió el pie y ella soltó sin querer a Gorca. No es que le estiraran ni nada, sólo que la cogían y la apretaban mucho, provocando que cayera por las escaleras. Cuando reaccionó se fue para arriba agarrándose a la barandilla. Dos minutos después llegaron los padres y ella contó lo que había pasado. Ellos no la creían, y le decían que estaba loca porque en el sótano no había nadie.
Al día siguiente Sole y Edgar se fueron a trabajar, y Gorca al colegio. Ruth permaneció sola en la casa se sentó en el sofá y se dispuso a ver la televisión. Volvió a escuchar algo, pero esta vez era distinto, dado que no era en el sótano. Parecía que alguien la espiaba, y ella se asomó por las escaleras del sótano a ver si había alguien, pero cuando fue a cerrar la puerta la cogieron de la cabeza por atrás y la empujaban para tirarla por las escaleras. Ella únicamente vio una mano cortada y desangrada, blanca y negra, carente de tres dedos.
La tiraron por las escaleras y no había manera de que la soltaran. Al darse un golpe en la cabeza quedó inconsciente tirada en el suelo del sótano.
Al llegar sus padres y no verla, se dispusieron a buscarla por toda la casa. No la encontraron, y Edgar tuvo la idea de bajar al sótano, acompañado de Sole y Gorca. Así fue como la hallaron tirada en el suelo y toda llena de sangre. La trasladaron al hospital y ella no se acordaba de casi nada. La curaron bien y le pusieron una venda enrollada por toda la cabeza.
Dos días más tarde le dieron el alta y cuando llegaron a casa era de noche, con lo cual se fueron a descansar. Ruth volvió a escuchar otro ruido más fuerte y se encaminó hacia el sótano; no logró ver nada, pero empezaba a recordar lo que le ocurrió cuando abrió la puerta y encendió la luz. Entonces marchó corriendo hacia su habitación y se volvió a acostar.
A la mañana siguiente, Ruth le envió un mensaje a un amigo del pueblo y quedaron para hablar. Ella le contó a su amigo Fran lo que le ocurrió ese día y le preguntó si él sabía algo de lo que pasaba en su casa. Él le contestó que únicamente conocía de ese lugar que estaba abandonado y que la familia que había habitado allí enloqueció porque decía que había gente en el sótano.
Cuando Ruth llegó a su casa, bajó al sótano. Encontró entre unas cajas una hoja en la que pudo leer: “ ayudadme ; esto me mata”.
Ruth tras leer esto, decidió subir, pero al poner el pie en el primer peldaño, el suelo se convertía en algo marrón oscuro que se extendía por todos los lugares. Al girarse, descubrió la mano cortada, desangrada y carente de tres dedos. Logró huir y se fue asustada a su habitación.
Allí empezó a mirar la hoja en la que se advertía a ella y a su familia que por favor no le hicieran daño.
Después de la cena de esa noche, Ruth volvió a quedarse sola en la casa y también a oír golpes. Rompió a llorar encaminándose hacia el sótano; la volvieron a coger de la cabeza, la arrastraron por el suelo y comenzaron a pegarle bocados por todo el cuerpo. Finalmente la mataron; partieron su cabeza en dos partes.
A la mañana siguiente, al no dar señales de vida, su familia comenzó a llamarla al móvil que estaba apagado. La buscaron por toda la casa y su madre se dirigió al sótano, como la otra vez. El resto de la familia la acompañó y allí la descubrieron, envuelta en un charco de sangre, y la cabeza partida en dos partes, y en una de sus manos faltaban tres dedos. Al lado del cadáver yacía una hoja:
Los esposos, y sus hijos (Ruth era la mayor y tenía dieciocho años, Gorca era el pequeño y tenía tres) pensaron que era la decisión acertada. Así que se mudaron de casa y se trasladaron a un campo de las afueras de Monóvar.
Un día, Edgar se puso a trabajar con un tractor y se cortó la mano. Sole le acompañó al hospital y Ruth se quedó cuidando de su hermano. Al poco de estar solos, Ruth oyó un pequeño ruido en el sótano y cogió en brazos a Gorca y se dirigieron hacia allí a ver lo que sucedía.
Al bajar las escaleras alguien le cogió el pie y ella soltó sin querer a Gorca. No es que le estiraran ni nada, sólo que la cogían y la apretaban mucho, provocando que cayera por las escaleras. Cuando reaccionó se fue para arriba agarrándose a la barandilla. Dos minutos después llegaron los padres y ella contó lo que había pasado. Ellos no la creían, y le decían que estaba loca porque en el sótano no había nadie.
Al día siguiente Sole y Edgar se fueron a trabajar, y Gorca al colegio. Ruth permaneció sola en la casa se sentó en el sofá y se dispuso a ver la televisión. Volvió a escuchar algo, pero esta vez era distinto, dado que no era en el sótano. Parecía que alguien la espiaba, y ella se asomó por las escaleras del sótano a ver si había alguien, pero cuando fue a cerrar la puerta la cogieron de la cabeza por atrás y la empujaban para tirarla por las escaleras. Ella únicamente vio una mano cortada y desangrada, blanca y negra, carente de tres dedos.
La tiraron por las escaleras y no había manera de que la soltaran. Al darse un golpe en la cabeza quedó inconsciente tirada en el suelo del sótano.
Al llegar sus padres y no verla, se dispusieron a buscarla por toda la casa. No la encontraron, y Edgar tuvo la idea de bajar al sótano, acompañado de Sole y Gorca. Así fue como la hallaron tirada en el suelo y toda llena de sangre. La trasladaron al hospital y ella no se acordaba de casi nada. La curaron bien y le pusieron una venda enrollada por toda la cabeza.
Dos días más tarde le dieron el alta y cuando llegaron a casa era de noche, con lo cual se fueron a descansar. Ruth volvió a escuchar otro ruido más fuerte y se encaminó hacia el sótano; no logró ver nada, pero empezaba a recordar lo que le ocurrió cuando abrió la puerta y encendió la luz. Entonces marchó corriendo hacia su habitación y se volvió a acostar.
A la mañana siguiente, Ruth le envió un mensaje a un amigo del pueblo y quedaron para hablar. Ella le contó a su amigo Fran lo que le ocurrió ese día y le preguntó si él sabía algo de lo que pasaba en su casa. Él le contestó que únicamente conocía de ese lugar que estaba abandonado y que la familia que había habitado allí enloqueció porque decía que había gente en el sótano.
Cuando Ruth llegó a su casa, bajó al sótano. Encontró entre unas cajas una hoja en la que pudo leer: “ ayudadme ; esto me mata”.
Ruth tras leer esto, decidió subir, pero al poner el pie en el primer peldaño, el suelo se convertía en algo marrón oscuro que se extendía por todos los lugares. Al girarse, descubrió la mano cortada, desangrada y carente de tres dedos. Logró huir y se fue asustada a su habitación.
Allí empezó a mirar la hoja en la que se advertía a ella y a su familia que por favor no le hicieran daño.
Después de la cena de esa noche, Ruth volvió a quedarse sola en la casa y también a oír golpes. Rompió a llorar encaminándose hacia el sótano; la volvieron a coger de la cabeza, la arrastraron por el suelo y comenzaron a pegarle bocados por todo el cuerpo. Finalmente la mataron; partieron su cabeza en dos partes.
A la mañana siguiente, al no dar señales de vida, su familia comenzó a llamarla al móvil que estaba apagado. La buscaron por toda la casa y su madre se dirigió al sótano, como la otra vez. El resto de la familia la acompañó y allí la descubrieron, envuelta en un charco de sangre, y la cabeza partida en dos partes, y en una de sus manos faltaban tres dedos. Al lado del cadáver yacía una hoja:
Vosotros no tenéis la culpa; sólo habéis hecho lo que habéis podido por mí.
Os quiero
Se trasladaron de ese campo a la casa donde vivían antes, nada más llegar, hallaron una hoja en la que pudieron leer: “ vosotros tres seréis los siguientes en morir…”
Tras esto regresaron a las afueras de Monóvar de nuevo, bajaron al sótano y cogieron tres cuerdas y una hoja de papel blanca en la que escribieron: “ perdónanos hija por esto, lo vamos a hacer por ti”.
Se ahorcaron y un día después se supo que la mano que surgía de aquel sótano era la de una mujer que había sido maltratada por su marido. Quería advertir a esta familia que se fueron de aquel lugar. A Edgar y al resto de su familia los enterraron juntos y ese mismo día, por la noche la mujer que había sido maltratada cortó tres dedos de la mano a cada ser de la familia.
Esa casa fue destruida y en ella construyeron un maricomio, pero la mujer maltratada ( Angie) salía a los que estaban internados.
Una chica llamada Celes fue ingresada en aquel centro por intentar cortarse las venas. En una ocasión acudió al aseo y al terminar de hacer sus necesidades, mientras lavaba sus manos, se miró en el gran espejo que tenía en frente. Angie la advirtió de que si no huía de aquel lugar, acabarían matándola.
Celes hizo caso omiso y días más tarde, otra chica internada, Nuria, entró en su habitación y la amenazó con un trozo de cristal. Se lo colocó en el cuello, pero Angie la aferró muy fuerte y la lanzó por la ventana. Desde ese día, Celes sabía que Angie la estaba ayudando y que la iba a proteger hasta su muerte.
Tras esto regresaron a las afueras de Monóvar de nuevo, bajaron al sótano y cogieron tres cuerdas y una hoja de papel blanca en la que escribieron: “ perdónanos hija por esto, lo vamos a hacer por ti”.
Se ahorcaron y un día después se supo que la mano que surgía de aquel sótano era la de una mujer que había sido maltratada por su marido. Quería advertir a esta familia que se fueron de aquel lugar. A Edgar y al resto de su familia los enterraron juntos y ese mismo día, por la noche la mujer que había sido maltratada cortó tres dedos de la mano a cada ser de la familia.
Esa casa fue destruida y en ella construyeron un maricomio, pero la mujer maltratada ( Angie) salía a los que estaban internados.
Una chica llamada Celes fue ingresada en aquel centro por intentar cortarse las venas. En una ocasión acudió al aseo y al terminar de hacer sus necesidades, mientras lavaba sus manos, se miró en el gran espejo que tenía en frente. Angie la advirtió de que si no huía de aquel lugar, acabarían matándola.
Celes hizo caso omiso y días más tarde, otra chica internada, Nuria, entró en su habitación y la amenazó con un trozo de cristal. Se lo colocó en el cuello, pero Angie la aferró muy fuerte y la lanzó por la ventana. Desde ese día, Celes sabía que Angie la estaba ayudando y que la iba a proteger hasta su muerte.
SOLE GONZÁLEZ ROCAMORA
2º ESO- D
2º ESO- D
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