A mi amigo le encantaba esa fiesta y un buen día decidió invitarme a conocer a su familia y sus costumbres. Cuando yo llegué a ese oscuro pueblo me entró un escalofrío, como un presentimiento de que aquel fin de semana iba a suceder algo. Su familia fue muy acogedora, y disfrutamos mucho, tanto él como yo.
Aquella noche, cuando salimos de la casa de Bobby, sólo habían calabazas colgadas de las puertas, gente disfrazada de bruja y muchas máscaras. El pueblo se había disfrazado para recibir a aquella noche. Todo parecía cierto. Todo parecía un misterio.
En aquel pueblo la gente celebraba Halloween emborrachándose. Todo el mundo estaba bebiendo y con un cigarrillo en la boca. Los amigos de Bobby nos invitaron a unas copas en medio de la calle. Todo iba bien hasta que vimos a un hombre en el bosque con un hacha en la mano. Nos miramos, pero no prestamos atención y seguimos con bromas y risas. De repente, un anciano se acercó a nosotros a contarnos su historia una noche de Halloween.
-“Mi amigo Luis y yo salimos a la calle para celebrar Halloween. Era una noche muy lluviosa y no había casi nadie por las calles. A las doce de la noche sonó una sirena y la gente salió de sus casas porque pensaban que había sucedido algo. Sin moverme de mi sitio, quise preguntarle a Luis el porqué de la sirena, pero él ya no estaba a mi lado. Asustado me fui a mi casa. A los dos días le encontré muerto en el mismo lugar donde le había dejado. Llevaba una calabaza en la cabeza.”
Bobby y yo nos quedamos helados, pero le dimos una limosna al anciano y seguimos la fiesta. Horas después todos estábamos bailando menos Bobby, que había ido a su casa. Como tardaba mucho decidí ir a buscarle con su hermana.
Buscamos por todo el pueblo y Bobby no aparecía. Cuando me quedé solo recordé la historia del hombre del bosque y fui a ver si estaba allí. No había nadie, sólo unas gotas de sangre y un papel que decía:
BÚSCAME Y ME ENCONTRARÁS
Busqué a mi amigo por todas partes hasta que lo encontré. Eran más de las cinco de la mañana. Encontré la cabeza de Bobby en el suelo. Su cuerpo no estaba. Me asusté mucho, pero tenía que reaccionar rápido. Cogí su cabeza, como si de un balón de fútbol se tratara, y fui a buscar a su madre. Por el camino fui encontrando restos de su cuerpo: un dedo, una pierna, un brazo... Era espantoso pero cierto.
Todo fue muy desagradable y desde entonces ni tengo a mi mejor amigo ni volveré a celebrar Halloween. Aquella noche fue espantosa. Del hombre no se sabe nada. De él sólo conservo el papel que dejó en el árbol, junto a las gotas de sangre.
Todo fue muy desagradable y desde entonces ni tengo a mi mejor amigo ni volveré a celebrar Halloween. Aquella noche fue espantosa. Del hombre no se sabe nada. De él sólo conservo el papel que dejó en el árbol, junto a las gotas de sangre.
ELIANA ABELLÁN SÁNCHEZ
1º BACH-C
No hay comentarios:
Publicar un comentario